viernes, 26 de septiembre de 2008

Un bonito día de escalada ribagorzana


Ya estamos de lleno en el otoño, y se nota, al sol calorcito, pero a la sombra ya te pones el forro para asegurar, para mi la temperatura ideal de encadene, aunque ahora como mucho encadene la bici a la farola de delante de casa.

La verdad es que el día ha estado cargado de buenas sensaciones con la roca, la compañía excelente, con François, Solange, Berta y Hector, además a éste último le ha tocado pagar las birras, es lo que tiene encadenar 7b al segundo pegue, mientras los demás nos lo miramos.

Mañana le toca el turno a las setas, 2ª parte!

A la caza de setas 1ª parte


Hoy ha hecho un día muy bueno en el valle, fresco y niebla por la mañana y bien soleado durante el día, había que decidirse, si ir a desgastar las yemas en cualquier pared de roca, o pasear a la caza de setas. Fue ésta última la decisión que tomé, y nada, que cazar cazar, nada de nada.

Éste ha sido el segundo día que intento encontrar algún hongo comestible, y no ha habido suerte, pero seguiré insistiendo.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Ramona 235m 6b (Pic de Sant Cugat)

Después de un tiempo sin escalar, hoy ha llegado el día, y por fin parece que la cosa empieza a funcionar, ya que este año no he tenido mucha suerte con las lesiones.

Me ha llevado de paseo mi súper vecina, Berta, que me ha engañado vilmente para bajar a Escales a tostarnos al sol, bien bien no sé porqué insistía ya hace días en ir a escalar esta vía, aunque tengo una ligera sospecha, y es que creo que quería birlarle los pitones a Héctor, y es que esta pareja gasta un humor muy curioso, al final se ha arrepentido.

Hemos disfrutado del día, no es una vía muy bonita aunque tiene tres largos que valen la pena, sobretodo la fisura del penúltimo. El paso de 6b no es muy difícil y hay dos parabolts. La bajada es entretenida por viras y destrepes y con un rápel de 50-60 metros entre verdura para luego continuar flanqueando hasta la cordata de las cabras si queremos bajar por la cara sur, o también es posible por el collado más bajo de la cresta hacia el norte con un rápel de 50m.

Os dejo con la reseña de Luichy, que siempre es un lujo.














viernes, 5 de septiembre de 2008

ANTÁRTIDA, un lugar en el mundo


La entrada en el mes de septiembre es curiosa, tan solo hace una semana que respirábamos calor en las conversaciones con los colegas, y ahora, ya empiezan los comentarios de invierno, que que haces este invierno, que si yo esto, que si yo lo otro. Este mes, por lo general, la gente que trabaja de temporada aprovecha para cerrar los temas referentes al trabajo y la casa de la temporada invernal, para en octubre, gozar de las merecidas vacaciones.

Yo, este año, aspiro a un plácido invierno pirenaico, a vivir a 14.000km de dónde he pasado los últimos dos, y es de esto de lo que os quiero hablar hoy, de la vida en las tierras de más al sur, las del fin del mundo, la de los mares y del suelo más salvaje que mi modesta vida ha conocido.

He tenido el privilegio de formar parte del personal técnico de la Bae, como le llamamos, a la Base Antártica Juan Carlos I. Allí, el grupo de guías de montaña, hacemos todo lo referente a los diferentes trabajos fuera del entorno de la base, trabajamos sobretodo en la seguridad y apoyo en el proyecto d'estudio del glaciar Hurd y Johnson, y en el campamento de la Península Byers con el proyecto de ecosistemas acuáticos no marinos de áreas polares, tendencias ecológicas en un cambio climático global, y en menor medida a estudios de líquenes, comunicaciones, geodesia, permafrost, magnetismo, y alguno que seguro que me dejo. Todo ello, un mundo enriquecedor, para los sentidos y el intelecto.

Desde el punto de vista natural, la Antártida es de esos pocos lugares que te transporta a imaginarte como era el mundo antes de los pisotones del hombre moderno, un paisaje exhuberante con fauna salvaje que ve al hombre como un bicho más, sin miedo, sin temor. Los glaciares, y el mar enfurecido haciendo galopar a los icebergs, es lo primero que me viene en mente cuando pienso en ella, pero, en pocas décimas de segundo, pasa por mi consciente, la playa de Byers, una kilométrica península sin hielo, playas repletas de animales vivos, y esqueletos milenarios en ocasiones, que te hace sentirte insignificante, pero a la vez orgulloso de ser tan pequeño en un paisaje tan grandioso. En esas playas he realizado mis mejores slaloms, entre pingüinos, elefantes marinos y focas leopardo, así como reflexionado sobre mi y la vida con una fuerza y perspectiva de gran angular.

Desde el punto más humano, este frío continente es realmente singular, bases científicas hacen de pequeños pueblos, con estructuras organizativas extrañas para estos tiempos modernos, una experiencia neo religiosa, algo romántica, en la que se hacen buenos amigos, que aunque no los vuelvas a ver en la vida, seguro que de aquí 40 años todavía recuerdas. Sin duda, me alegro mucho de haber vivido tan estrechamente en una sociedad de tan poquitas personas, cada una de ellas superenriquecedora, y alguna que otra que sabes... vaya que no.

Más adelante os iré contando cotidianedades, y presentando curiosidades del lugar, animalitos y montañas, que hay muchas, pero eso será otro día que hay mucho que decir. Aquí os dejo la dirección web de la base.