martes, 28 de julio de 2009

De cuatro miles por los Alpes

Una vez más aterrizo en Chamonix para como cada verano acompañar a alguien que tiene ilusión por subirse a los gigantes blancos de los Alpes. Paso todos los años varias semanas en esta región, algunas de sus montañas ya las he subido decenas de veces, pero sigo teniendo motivación para sudar y alcanzar estas bonitas cumbres.

De hecho cuando estoy tranquilo en casa, en el Pirineo, me da un palo terrible subirme al coche para recorrer los 1000km hasta estas tierras, siempre pienso en el coñazo de carretera, las aglomeraciones en los teleféricos, en los refugios, sobretodo el de Gouter que no lo soporto, la cola para subir y bajar de la Aiguille du Midi y de la arista cimera del Gran Paradiso. Sinceramente prefiero las colas en el barranco del Formiga o la soledad incuestionable de mi vecino Besiberri Norte.
Pero bien, la verdad es que cuando hace buen tiempo estas montañas son espectaculares y no te cansas de mirarlas y de desear escalarlas, y de pensar en proyectos... Te pasan por la cabeza multitud de anécdotas leídas, ya que estas serán las montañas más escritas del mundo, y con más historia, sin lugar a dudas.

Luego aparecen tus clientes, con los ojos iluminados y el corazón encogido por la incertidumbre de estar yendo a lo desconocido, que te contagian la fuerza para volver a desear subir, para volver a sudar por un objetivo ya cumplido por ti, te das cuenta, que la vocación de guía te hace redefinir los objetivos, y que no es solo la cumbre quien da sentido al mismo si no que son las personas que desean subir las que dan forma a la ilusión. Ésto me recuerda a la típica frase que da más importancia a como se sube que a llegar a la cumbre en si mismo, que el precio y el premio no está sólo allí arriba sino en la historia que escribes mientras subes, ahí que queda la mayor parte de los recuerdos, y de las horas invertidas, y de las lágrimas de sudor.

Este año en los Alpes hay mucha nieve y algunas rutas glaciares que los últimos veranos no se escalan están en muy buenas condiciones, como la Brenva, la Innominata, las Courtes, etc. no es un verano de norte de las Droites pero se puede hacer alguna cosa. Pero si hay alguna vía de hielo que está más días en condiciones que ninguna otra esta es la Cheré-Trachant del Triángulo del Tacul, es alucinante la lengua helada que se desprende de allí, pero aun es más increíble la cantidad de cordadas que la escalan cada semana, que serán de bien seguro los alpinistas más valientes de la Tierra, como el jueves de hace dos semanas, mucho hielo sí, pero con la Iso OºC a 4.400m y 7 cordadas en el corredor, de verdad esta gente me rompe los esquemas de la palabra prudencia, los peligros de caída de hielo, piedras y lo que supone semejante cruce de cuerdas parece dar igual, y es como estar viviendo una historia épica en la norte de l'Eiger pero con parabolts para rapelar en zero coma... No va conmigo.

Algún día llovió como si hiciera años que no lo hiciera, y dejo 60cm de nieve nueva a cuatro mil y un montón de páginas leídas del pedazo de libro que tengo en mi mesita de noche estos días, la historia de Afonso Vizán que seguro se merecerá un post en este blog, ya no por lo bonita d ela historia, por lo bien contada que esté, sino por la cantidad de lucidez expresada en palabras que describen el alpinismo, y que aun no comulgar mucho con su visión me parecen muy rebeladoras y con gran capacidad de comunicación, pero de esto hablaré otro día, pero no sin antes dedicar un Ole! a esas páginas que me están haciendo disfrutar, que pena que ya se acaban.

Yendo a lo puramente objetivo, a los datos técnicos para los que vayáis estos días a los Alpes deciros que los glaciares que he pisado del Gran paradiso, Montblanc y Dom d'Ecrins, tienen mucha nieve, están las grietas muy tapadas y que de entrada está bien y fácil si acompaña la meteo y no os nieva casi un metro o se mete viento a 130km/h del sudoeste como la semana pasada, pedazo de Fohen cabrón que se metió en el Montblanc los días pasados.
Salud y escalad mucho este verano.